︎︎︎BLACK BOX


Marzo a septiembre 2021
                                                 


En esta primera edición, el objetivo fue develar el racismo institucional mediante la realidad de migrantes temporeres precarizades, aludiendo a la discriminación y vulneración de derechos de trabajadores ilegales tanto al sur de España como en las grandes ciudades del país. Para dar inicio a esta forma de abordar dichos conflictos, el año 2021 fuimos nosotres mismes como Todo por la Praxis quienes la llevamos a cabo, para impulsar esta metodología de trabajo propia del colectivo.


Acción de calle con la “casa - paquete”.

Durante la pandemia del COVID-19, hemos presenciado cómo se han incrementado las desigualdades de un sistema injusto que ya estaban aquí, pero que por fuerza mayor se han hecho más visibles. Cuando los toques de queda paralizaron las ciudades, seguíamos viendo a les riders con su bicicleta de un lado para otro entregando rápidamente esos pedidos que tan urgentemente parecíamos necesitar. Por otra parte, cuando se imponía la distancia social y los espacios abiertos, les temporeres habitaban asentamientos que no reunían las condiciones mínimas bajo la pasividad de las autoridades competentes con estrategias racistas, que se han comenzado a combatir por organizaciones y colectivos. La violación de los Derechos Humanos que se lleva produciendo desde hace más de veinte años en estos ámbitos, no ha hecho más que incrementarse debido a la crisis sociosanitaria. 

Podríamos reflexionar sobre algunos elementos que esta situación nos obliga a mirar detenidamente y que no deberían ser olvidados una vez haya pasado: la creciente desigualdad propia del sistema capitalista, la precariedad en las condiciones laborales y los problemas de vivienda. Podríamos decir que la combinación de estos elementos aparece reflejada en varios grupos de personas, pero si hay personas que personifican los tres, son les temporeres y les riders.

Desplegadas por toda la península, las campañas de recogida en los campos se han convertido en focos constantes de desigualdad y precariedad. En el año 1997 la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) publicó un informe en el que alertaba que la falta de vivienda iba a suponer un aumento de personas viviendo en la calle y finalmente iba a obligar a la creación de las chabolas y de los asentamientos como única solución habitacional. Las predicciones se han ido cumpliendo bajo la completa falta de interés de las Administraciones, que han preferido mirar hacia otro lado mientras permiten continuas y sistemáticas violencias. El término chabola es definido por el Diccionario Panhispánico como: “Infravivienda de pobre construcción que suele edificarse en zonas suburbanas y carecer de los servicios básicos exigibles”, su etimología viene del francés, geôle (celda, prisión) a través del euskera txabola. El término francés viene del latín caveolla, que es un diminutivo de cavea, que significa celda, jaula. Y en parte, también es en lo que se convierten las chabolas para las personas que se ven obligadas a habitarlas, jaulas de precariedad constante que marcan y determinan sus posibilidades y derechos para poder tener una vida y un trabajo dignos.

Estos campamentos de temporeres y sus viviendas precarias aparecen en diferentes puntos de la geografía española destacando algunos focos en Huelva, Murcia, Lleida y Almería. Como dispositivo visual, se asemejan a los paquetes que les mismes migrantes transportan de un territorio a otro con sus pertenencias, imágenes que se repiten en fronteras como la de Ceuta y Marruecos.

De manera paralela aparece la realidad simultánea que espejea lo que ese paquete significa, en la que se reproducen las mismas lógicas de explotación y de dominación de le migrante, une precariade que se asume como contemporáneo pero que en la práctica es coetáneo, le rider.  Este repartidore de comida a domicilio para plataformas digitales cuenta como uno de sus principales y característicos medios de producción, una mochila térmica de gran volumen que se asemeja a un paquete voluminoso.


Acuarelas de Fernando Ossandón (CL) basadas en fotografías de hemeroteca.


Los últimos años también han sido muy convulsos para estes riders de empresas como Glovo o Deliveroo. Desde hace tiempo las organizaciones sindicales llevan advirtiendo de la precariedad y las malas prácticas de estas empresas y el problema que iba a suponer la figura del falso autónomo. El apoyo de los distintos sindicatos, sumado a las muertes de algunes de les trabajadores, como la del joven de 22 años de Barcelona el 26 de mayo de 2019 o la más reciente, ocurrida en Madrid el 9 de febrero de 2021, han generado todo tipo de protestas, siendo una de las más impactantes la que se produjo en Barcelona con la quema de las mochilas. Una imagen con un fuerte impacto que nos ha empujado a reflexionar sobre el fuego como herramienta ambivalente, como posible elemento desde el que plasmar la rabia y el hartazgo por la constante precariedad de les riders, frente a unas jornadas de trabajo largas, en un modelo que te obliga a trabajar muchas horas para poder vivir, atravesado por unas condiciones sin garantías ni protección respecto a los riesgos laborales y accidentes. Pero el fuego también puede convertirse en un elemento de expulsión, como los constantes incendios a los asentamientos de les temporeres. Se ha registrado al menos un incendio cada seis meses en el asentamiento de Lepe cercano al cementerio municipal, estos han sido utilizados para llevar a cabo la expulsión de les temporeres. Desde algunos Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas se ha decidido demoler algunos de esos asentamientos y posteriormente vallarlos, sin ofrecer ninguna alternativa habitacional.

Términos como precariedad, precarización o trabajo precario han adquirido una mayor importancia, quizá con una mayor presencia en un principio en el activismo. Judith Butler, inspirada por Michel Foucault, reflexionó en Precarious Life: The Power of Mourning and Violence sobre la posibilidad de resistencia al poder productivo de la precariedad y como las propias condiciones de precariedad pueden contener el potencial de reconocer nuestra relación con otros y proveer una posición en la que se pueda abrazar la vulnerabilidad de cada uno y crear una alianza de cuerpos. Guy Standing en su ensayo publicado en 2011 The Precariat. The New Dangerous Class, comienza con una serie de preguntas, siendo una de ellas crucial “¿Dónde nos está llevando la precariedad?”.

Las numerosas vulneraciones que significan estas realidades respecto a la dignidad humana, los derechos del menor o la violencia ejercida contra las mujeres temporeras y riders, nos ha hecho plantearnos la importancia política y radical de activar este trabajo. Conectamos ambos imaginarios como punto de partida de esta investigación que atiende fenómenos urbanos en crisis para detonar preguntas y establecer diálogos que los interpelen. La revisión histórica de ambas problemáticas, construida desde un trabajo de hemeroteca e investigación, nos ha llevado a la necesidad de generar una obra que permita poner en crisis la realidad de estes precariades migrantes.

A partir de esto, hemos creado un dispositivo de vivienda que reflexiona sobre la condición de vida del trabajador temporal/alegal junto a un estilo de vida que se ha querido disfrazar tras el concepto de emprendedor y de aventurero, dentro de un sistema laboral neoliberal y atomizado. En una reflexión irónica en torno a la vivienda como producto del mercado, intentamos construir un fake, que no se encuentra tan lejos de la realidad, donde la chabola la hemos convertido en un bien de consumo comercializable mediante las mismas plataformas de venta y circulación que están detrás de la explotación de le migrante precarizade. En esta oportunidad, la obra se puja en la plataforma de compra y venta Ebay, aportando una circularidad conceptual al proyecto.
Imagen de la venta de la obra, que fue puesta en el front del Espacio de Todo.


Además de la creación de esta “casa-paquete” que es acompañada de un manual de montaje con una fuerte carga irónica, la obra cuenta con una serie de elementos que customizan dicho espacio contradictoriamente habitacional. Siete acuarelas y una mesa elaborada con la señalética de la frontera española como parte de la Unión Europea, son parte de la venta y puesta en escena de este dispositivo. Además, se acompaña de unos banderines de contrapublicidad que han sido elaborados con textos que derivan de la frase de Mike Davis “la vivienda es un verbo”, combinándola con distintos verbos asociados a la realidad que hemos abordado. La activación de este conjunto tiene una continuidad en el tiempo mediante su circulación en el espacio público.

Banderines elaborados para customizar la “casa-paquete”.


Porque este proyecto, más que una respuesta habitacional, ha sido pensado como un instrumento de interpelación sobre las condiciones precarias de vida de estos colectivos y sus elementos reproductivos, con el paquete como elemento con fuerte carga simbólica que de alguna manera domina la iconografía del migrante.

Este espejo centrado en el paquete nos abre grietas y fisuras desde donde establecer diálogos entre realidades que no están directamente conectadas, pero que se desprenden de las mismas lógicas de poder que definen una historia. El imaginario del paquete que transportan y que habitan, se convierte en una constante en la realidad de les migrantes que transitan en un viaje de expulsión y sometimiento que les impulsa a habitar en una condición de transitoriedad y nomadismo permanente. Su contenido es su continente hasta el punto de habitarlo en una producción simbólicamente perversa.



Manual para el armado y uso de la “casa-paquete”.

Con este diseño crítico hemos querido poner sobre la mesa los problemas derivados del abandono sistemático a las poblaciones vulnerables en un contexto de explotación a temporeres en situación de ilegalidad, las condiciones precarias de vida y los episodios de expulsión que se han realizado a partir de la quema de esos campamentos y lo que hay detrás, el racismo y la invisibilización continuada. Nos interesa el término de Black Box, y de ahí el título de la obra y del proyecto, por ese proceso de índole social que supone la propia noción de caja negra. La que parte de los modos en los que el sistema y las personas que lo padecemos nos hemos visto afectades por la invisibilización que el propio éxito financiero o económico produce, porque no se analizan las complejidades que habitan en el interior de dicho éxito. Solo los beneficios que se derivan del mismo. La idea de Black Box parte de cómo las personas podemos olvidar los procesos interiores de las cosas al comenzar a asimilarlas por un uso cotidiano extendido en el tiempo, que es precisamente lo que ha estado pasando con les riders y les temporeres en nuestra vida diaria.

*Para este proyecto han trabajado con Todo por la Praxis el historiador del arte Fidel Villar Barquín (ES) a cargo de la investigación, el artista visual Fernando Ossandón Zubieta (CL)* quien ha realizado las acuarelas que son parte del proyecto, y Sergio Cabrera (ES) como colaborador.



︎Apertura proceso “BLACK BOX”


Espacio de Todo - 2 de octubre 2021





*Puedes ver la receta que preparamos como Todo por la Praxis para la apertura del proceso en ︎︎︎Recetas



*Fernando Ossandón Zubieta (Viña del Mar, 1973)
Nacido en la región de Valparaíso, Chile, cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar. Se ha dedicado al ámbito de las artes visuales y gestión cultural, exponiendo sus obras desde la pintura, gráfica y video arte en espacios de Chile, México, Argentina, Perú, Bolivia, Suecia, España y Polonia. Ha colaborado en publicaciones literarias, televisivas y programación de difusión cultural. Desde el 2005 reside en la ciudad de Iquique, Chile.
















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