[ENG]
︎ESPACIO DE TODO
[Instituto do it yourself]
Nuestras experiencias como colectivo en proyectos como el Campo de Cebada, Esta una Plaza, Antonio Grilo, Cinema Usera y otros tantos procesos, nos plantearon la necesidad de encontrar un espacio o ecosistema donde conectar los proyectos y aprendizajes adquiridos. En muchos de estos casos encontramos conexiones metodológicas, investigaciones similares, prácticas replicables, personas comunicantes y procesos entremezclados que pensábamos que era importante terminar de hibridar desde un posicionamiento de pedagogía crítica. Por otro lado, teníamos la necesidad de generar una red desde donde conectar conocimientos, compartir saberes y posibilitar la interconexión entre las diferentes experiencias. Así es como se inicia el Instituto Do It Yourself (IDYS), un lugar donde proyectos y procesos podían conectarse a los conocimientos adquiridos permitiendo un aprendizaje directo en vinculación con iniciativas y acciones ciudadanas.
En nuestra búsqueda de opciones para albergar físicamente esta propuesta, el año 2015 encontramos una nave industrial en Vallecas que nos conectaba con un barrio con el que veníamos trabajando desde hace años. Este es uno de los barrios motores del movimiento vecinal en la ciudad, que posibilitó los procesos de transformación social, barrial y urbanísticos en los años ochenta. En la actualidad es un barrio que concentra un gran capital social y activista procedente de esos movimientos vecinales. Los trabajos desarrollados en esa primera fase del espacio se vincularon con entidades vecinales, movimientos sociales, asociaciones juveniles, colegios e IES del barrio. Se trabajó en procesos donde la comunidad construía colectivamente en torno a sus necesidades a partir de un entorno de aprendizaje.
Esto articuló y dio forma a nuestro actual modelo pedagógico que respalda al IDYS, ya no como un espacio en sí mismo, si no como una plataforma de trabajo dentro del Espacio de Todo, basado en la combinación de metodologías colaborativas, comunidades de aprendizaje y capacidades transversales. Estas crean a su vez espacios en los que se plantea un aprendizaje distribuido, transparente y horizontal. Se potencia la experiencia como hilo conductor donde se comparten dificultades y saberes, así como otros elementos que surgen. A su vez, este método tiene dos líneas de trabajo: Aprender haciendo (Learning by doing) y Hacer en común (Do it together). Ambas consisten en generar procesos creando y haciendo cosas con otres de manera colaborativa, generando modos de relación desde el quehacer colectivo, y compartiendo los aciertos y errores como parte del aprendizaje.
A partir de estas ideas se promueve la construcción de consensos e imaginarios comunes a través del codiseño: proceso de creación que representa los valores e intereses de la comunidad participante, desde los propios lenguajes con los que se identifican; y la construcción colectiva de dispositivos, facilitada por diseños que permiten el desarrollo de habilidades y capacidades. Una configuración abierta que incluye el mayor número de agentes diversos, instalando un marco de aprendizaje más distribuido que potencia las transformaciones sociales y culturales que estos procesos motivan.
Además, se plantea que esta construcción de dispositivos y acciones sea en código abierto, quedando su proceso y resultado a libre disposición de la comunidad para su utilización, posibilitando instancias para la transferencia de conocimiento peer to peer entre los distintos agentes implicados en los proyectos.
Desde el 2018 esta práctica se desplaza hacia los entornos educativos. Por un lado, existe un interés de los colectivos que trabajan en espacio públicos hacia estos espacios más institucionales, y por otro, visualizamos la necesidad de repensar los patios escolares que hasta el momento siguen siendo en su mayoría deficientes cualitativamente. Así, nos hemos propuesto como objetivo promover entornos escolares desde los principios de igualdad y no discriminación, redefiniendo dichos entornos hacia espacios cooperativos y favorecedores de actividades que fomenten un contexto más autónomo para les estudiantes. Esto les permite impulsar distintos tipos de actividades, bajo distintos niveles e intensidades, y reducir o eliminar estructuras que generan relaciones de poder y exclusión.
Esto implica nuevas maneras de impulsar la transformación a través de procesos de participación activa, así como de nuevos modelos para generar conocimiento que faciliten la apropiación y sentimiento de pertenencia por parte de la comunidad educativa. Para ello hemos planteado procesos de aprendizaje no formal, con una propuesta de pedagogía radical que se inserta en un programa de educación formal para abrir grietas de pensamiento crítico insertas en la propia institución, y en consecuencia en les estudiantes.
Los patios escolares son unos de los espacios interrelacionales y de socialización más importantes para la infancia y la juventud, quienes pasan muchas horas al año y de sus vidas en ellos. Su diseño influye, condiciona y configura el tipo de relaciones que en ellos se dan, facilitando o impidiendo determinadas dinámicas de poder, jerarquías, conflictos y desarrollos pedagógicos entre las personas que los utilizan.
Estos se han venido construyendo desde hace algún tiempo desde planteamientos estandarizados y economicistas en los que el ahorro en su construcción y mantenimiento parece haber sido su principal guía de diseño. En consecuencia, actualmente se presentan como espacios en los que predomina el cemento, adolecen de vegetación, sombra y confort climático, carecen de elementos y mobiliarios que permitan distintas configuraciones para el descanso y las relaciones interpersonales, así como variedad en sus usos, como el juego y la construcción de pensamiento crítico. Es sintomático ver que una gran mayoría de patios establecen una centralidad en torno a las pistas deportivas, subordinando el resto de los usos posibles a su periferia.
Desde la arquitectura, específicamente del urbanismo táctico, se han desarrollado algunas experiencias para tratar de responder al creciente cuestionamiento del entorno educativo. Actualmente, proliferan acciones de pequeña escala y cada vez es mayor la conciencia sobre la importancia de una transformación de los espacios escolares. Lo que buscamos es prestar atención no sólo a cómo se quiere aprender y qué quieren aprender les estudiantes, sino sobre todo dónde lo quieren hacer y qué tan partícipes son de la generación de esos espacios. Queremos poner el foco no solo en lo que se intercambia, sino en la arquitectura de esos intercambios, considerar a estos espacios como un tercer docente capaz de contener acciones pedagógicas en su uso.
︎ESPACIO DE TODO
[Instituto do it yourself]
Nuestras experiencias como colectivo en proyectos como el Campo de Cebada, Esta una Plaza, Antonio Grilo, Cinema Usera y otros tantos procesos, nos plantearon la necesidad de encontrar un espacio o ecosistema donde conectar los proyectos y aprendizajes adquiridos. En muchos de estos casos encontramos conexiones metodológicas, investigaciones similares, prácticas replicables, personas comunicantes y procesos entremezclados que pensábamos que era importante terminar de hibridar desde un posicionamiento de pedagogía crítica. Por otro lado, teníamos la necesidad de generar una red desde donde conectar conocimientos, compartir saberes y posibilitar la interconexión entre las diferentes experiencias. Así es como se inicia el Instituto Do It Yourself (IDYS), un lugar donde proyectos y procesos podían conectarse a los conocimientos adquiridos permitiendo un aprendizaje directo en vinculación con iniciativas y acciones ciudadanas.
En nuestra búsqueda de opciones para albergar físicamente esta propuesta, el año 2015 encontramos una nave industrial en Vallecas que nos conectaba con un barrio con el que veníamos trabajando desde hace años. Este es uno de los barrios motores del movimiento vecinal en la ciudad, que posibilitó los procesos de transformación social, barrial y urbanísticos en los años ochenta. En la actualidad es un barrio que concentra un gran capital social y activista procedente de esos movimientos vecinales. Los trabajos desarrollados en esa primera fase del espacio se vincularon con entidades vecinales, movimientos sociales, asociaciones juveniles, colegios e IES del barrio. Se trabajó en procesos donde la comunidad construía colectivamente en torno a sus necesidades a partir de un entorno de aprendizaje.
Esto articuló y dio forma a nuestro actual modelo pedagógico que respalda al IDYS, ya no como un espacio en sí mismo, si no como una plataforma de trabajo dentro del Espacio de Todo, basado en la combinación de metodologías colaborativas, comunidades de aprendizaje y capacidades transversales. Estas crean a su vez espacios en los que se plantea un aprendizaje distribuido, transparente y horizontal. Se potencia la experiencia como hilo conductor donde se comparten dificultades y saberes, así como otros elementos que surgen. A su vez, este método tiene dos líneas de trabajo: Aprender haciendo (Learning by doing) y Hacer en común (Do it together). Ambas consisten en generar procesos creando y haciendo cosas con otres de manera colaborativa, generando modos de relación desde el quehacer colectivo, y compartiendo los aciertos y errores como parte del aprendizaje.
A partir de estas ideas se promueve la construcción de consensos e imaginarios comunes a través del codiseño: proceso de creación que representa los valores e intereses de la comunidad participante, desde los propios lenguajes con los que se identifican; y la construcción colectiva de dispositivos, facilitada por diseños que permiten el desarrollo de habilidades y capacidades. Una configuración abierta que incluye el mayor número de agentes diversos, instalando un marco de aprendizaje más distribuido que potencia las transformaciones sociales y culturales que estos procesos motivan.
Además, se plantea que esta construcción de dispositivos y acciones sea en código abierto, quedando su proceso y resultado a libre disposición de la comunidad para su utilización, posibilitando instancias para la transferencia de conocimiento peer to peer entre los distintos agentes implicados en los proyectos.
Desde el 2018 esta práctica se desplaza hacia los entornos educativos. Por un lado, existe un interés de los colectivos que trabajan en espacio públicos hacia estos espacios más institucionales, y por otro, visualizamos la necesidad de repensar los patios escolares que hasta el momento siguen siendo en su mayoría deficientes cualitativamente. Así, nos hemos propuesto como objetivo promover entornos escolares desde los principios de igualdad y no discriminación, redefiniendo dichos entornos hacia espacios cooperativos y favorecedores de actividades que fomenten un contexto más autónomo para les estudiantes. Esto les permite impulsar distintos tipos de actividades, bajo distintos niveles e intensidades, y reducir o eliminar estructuras que generan relaciones de poder y exclusión.
Esto implica nuevas maneras de impulsar la transformación a través de procesos de participación activa, así como de nuevos modelos para generar conocimiento que faciliten la apropiación y sentimiento de pertenencia por parte de la comunidad educativa. Para ello hemos planteado procesos de aprendizaje no formal, con una propuesta de pedagogía radical que se inserta en un programa de educación formal para abrir grietas de pensamiento crítico insertas en la propia institución, y en consecuencia en les estudiantes.
Los patios escolares son unos de los espacios interrelacionales y de socialización más importantes para la infancia y la juventud, quienes pasan muchas horas al año y de sus vidas en ellos. Su diseño influye, condiciona y configura el tipo de relaciones que en ellos se dan, facilitando o impidiendo determinadas dinámicas de poder, jerarquías, conflictos y desarrollos pedagógicos entre las personas que los utilizan.
Estos se han venido construyendo desde hace algún tiempo desde planteamientos estandarizados y economicistas en los que el ahorro en su construcción y mantenimiento parece haber sido su principal guía de diseño. En consecuencia, actualmente se presentan como espacios en los que predomina el cemento, adolecen de vegetación, sombra y confort climático, carecen de elementos y mobiliarios que permitan distintas configuraciones para el descanso y las relaciones interpersonales, así como variedad en sus usos, como el juego y la construcción de pensamiento crítico. Es sintomático ver que una gran mayoría de patios establecen una centralidad en torno a las pistas deportivas, subordinando el resto de los usos posibles a su periferia.
Desde la arquitectura, específicamente del urbanismo táctico, se han desarrollado algunas experiencias para tratar de responder al creciente cuestionamiento del entorno educativo. Actualmente, proliferan acciones de pequeña escala y cada vez es mayor la conciencia sobre la importancia de una transformación de los espacios escolares. Lo que buscamos es prestar atención no sólo a cómo se quiere aprender y qué quieren aprender les estudiantes, sino sobre todo dónde lo quieren hacer y qué tan partícipes son de la generación de esos espacios. Queremos poner el foco no solo en lo que se intercambia, sino en la arquitectura de esos intercambios, considerar a estos espacios como un tercer docente capaz de contener acciones pedagógicas en su uso.
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