︎︎︎MI VIDA COMO UNA MALA HIERBA. COCO GUZMÁN.
Coco Guzmán
Mi residencia en el Espacio de Todo la realicé con la idea de Malas Hierbas en la
mente y en los pies, caminando por este barrio que habito y donde también se
encuentra el espacio, Vallecas. Todo un barrio, como muchos otros del Sur de Madrid,
tildados de malas hierbas, malas prácticas, malas poblaciones, malas educaciones.
Donde todo crece en las grietas del asfalto. De mi casa a Espacio de Todo hay unos
20 minutos caminando que aproveché para fotografiar tanto lugares abandonados y
enrejados como pinturas, grafitis, agujeros, pegatinas que desafían el diseño urbano
profiláctico al que está abocado el centro de la ciudad. Como me gusta dibujar en
lugares inesperados siempre me encanta ver cómo la gente se apropia de un cachito
de muro en una ciudad gris. El objetivo de estas fotografías era primero obligarme a
ver lo que pasaba desapercibido en mi trajeteo cotidiano, luego documentar estas
rebeldías-gráfico espaciales, con el propósito, una vez en Espacio de Todo, de hacer
dialogar estos restos con una máquina riso vieja viejísima. Como en todo lo que hago
en mi práctica artística, lo que me interesa es la conexión entre historias, momentos,
personas, etc. Esta máquina herededa de la maravillosa Imprenta San Delfín (también
ubicada en uno de esos barrios Mala Hierba) había llegado al Espacio de Todo y había
sido limpiada y reparada por Camilo, uno de los integrantes del colectivo chileno
Caput. Justamente con Camilo y Loreto habíamos compartido momentos caminando
por el barrio, charlando de gráfica popular etc, y Camilo me había enseñado cómo
manejar la personalidad muy caprichosa de esta riso. Una riso es una mezcla entre
fotocopiadora y serigráfica, una máquina que multiplica imágenes sobre cualquier
papel y con colores brillantes a toda velocidad. Esta riso en particular además hace
muchísimo ruido y escupe las impresiones, no las deja bien ordenadas en la bandeja
de recepción. Quizás por todo esto me llevo tan bien con esta máquina, porque es una
riso mala hierba de barrio que funciona sólo cuando la tratas con respeto. Mi proyecto
fue por tanto, utilizar esta riso para crear impresiones que pondrían en imágenes el
concepto de Mala Hierba desde la observación del barrio: plantas, restos de obras,
basura, pintadas, vallas, que primero fueron fotografiadas y luego dibujadas
individualmente. Con estos dibujos plantee un rizoma gráfico donde las malas hierbas
se extendían sin un orden evidente. Como en muchos de mis dibujos, me interesan
más las constelaciones de objetos donde todos se hablan a un mismo nivel, sin centro,
sin enfoque, sino un coro visual al que cada une se aproxima desde su propia
experiencia. Una vez finalizado este proceso de documentación, de destilación a
través del dibujo y de constelación coral, comenzó el momento del trabajo en la riso.
La intención nunca fue crear una obra única y original, sino propagar una multiplicidad de fanzines/impresiones que reprodujesen esta noción de constelación que en este caso sí tendría un centro: el día de la inauguración en Espacio de Todo. Sería ese día y en ese momento que todos los fanzines serían distribuidos/regalados a les
participantes al evento comenzarían así su vida propia en casas y barrios distintos,
provocando una infestación de Malas Hierbas.
En total se produjeron 50 fanzines con 3 hojas de colores a doble cara y dos tintas
cada una. Los fanzines se presentaban cerrados y todos eran un poquito diferentes
por el orden de montaje y por el carácter rebelde de la riso. De esta manera, las
participantes no elegían su fanzine sino que se llevaban uno cualquier sólo para
descubrir más tarde sus peculiaridades. Además de este fanzine, que obviamente se
llama Malas Hierbas, también quise mostrar el funcionamiento de la riso al público
asistente. Me parece que enseñar a producir nuestros propios medios, mostrar cómo
funcionan tecnologías de reproducción gráfica tan fascinantes y eficaces como la
risografía es un gesto importante para demostrarnos que sí podemos producir y
viralizar nuestras propias imágenes disidentes. En este breve taller expliqué a unas 30 personas en grupos de 5-8 personas el funcionamiento de la máquina, cómo se
traspasa la tinta, cómo se produce una imagen, cuáles son las entrañas de esta
máquina ruidosa y magnífica y sí, abría la máquina para mostrar que al observar su
funcionamiento podemos comprender cómo potencializar su uso. Cada persona luego
imprimía una o varias páginas con imágenes que seleccionaban y que salían
disparadas con un ruido atronador. Ver las caras de estas personas al comprender el
funcionamiento de la riso y que ellas habían sido partícipes de esta reproducción
gráfica era comprobar que las malas hierbas les habían hablado de todo lo que es
posible hacer.
En conclusión, mi proyecto tuvo varios momentos malas hierbas:
1. Autoreconocimiento de mí misme como mala hierba (por sobrevivir y florecer
aunque el sistema nos lo niegue)
2. Documentación de mis derivas por las calles de Vallecas observanco y
fotografiando todo aquello que emerge de las grietas
3. Destilación de toda esta información fotográfica en un archivo dibujado de
malas hierbas urbanas locales
4. Creación de una constelación risomátiza gráfica que se expande porque sí y
sin orden (como toda mala hierba)
5. Diseño de una fanzine que todo el mundo se pueda llevar a casa para que las
malas hierbas se sigan expandiendo
6. Reproducción de este fanzine usando una máquina vieja, ruidosa y mala hierba
que ha sobrevivido a todo y que nos dejó en herencia otro colectivo de
impresión (Imprenta San Delfín) y un colectivo de gráfica popular (Caput)
7. Diseminación de prácticas gráficas (riso) como si de semillas se tratase para
que otras malas hierbas crezcan siempre en otros barrios y otras comunidades.